Dicho así, puedes quedarte un poco como estabas, pero piensa por ejemplo en tu rutina del día a día: te despiertas, apagas el despertador, un rato de teléfono móvil, café, televisión, etc. Puede que no lo hayas pensado hasta ahora, pero todos esos pasos rutinarios en tu día a día ya están contribuyendo un poco a la emisión de GEI; esto es, aquellos que aumentan la temperatura de la tierra. ¿Qué te parece?
En nuestros hogares en España, se emite una media de 12,5 toneladas de CO2 al año y la mayoría de ellos están relacionados con el consumo de energía, electricidad, gas, gasolina/diésel.
De hecho, podríamos considerar 4 grandes bloques en nuestras emisiones:
- Hogar: emisiones asociadas a electricidad, calefacción, compra de muebles y servicios financieros de la hipoteca.
- Transporte: emisiones derivadas del uso de coche, moto, avisón y medios de transporte público urbanos e interurbanos.
- Alimentación: emisiones asociadas a la comida consumida en casa y también el consumo en bares y restaurantes.
- Gastos del día a día: emisiones asociadas a la compra de productos y servicios como teléfonos, ordenadores, ropa, calzado, ocio y alojamiento en viajes de placer.
Te decíamos que en nuestros hogares la media es de 12,5 toneladas de CO2 al año, pero vamos a individualizarlo aún más: las emisiones de una persona en España, de entre 15 y 65 años, se mueven en un baremo de entre 5,5 y 3,5 toneladas de CO2 al año.
En torno al 42% de esas toneladas corresponde a transporte, el 34% a alimentación, el 14% a estilo de vida y el 10% a hogar. ¿Te das cuenta de que, si sumamos, el 76% de la huella de carbono en España corresponde a transporte y alimentación? Si estabas pensando en incluir medidas de ahorro en casa, verás que no son las medidas más eficaces precisamente para conseguir una mejora en la huella de carbono que estamos dejando y debemos focalizarnos preferiblemente en alimentación y transporte.
Por norma general, a medida que las personas disponen de más recursos económicos, su huella de carbono se incrementa: viviendas más grandes (más consumo para aclimatarlas), mayor uso del vehículo privado, vacaciones más lejos y más largas, mayor número de visitas a bares y restaurantes…
Y la pregunta del millón: ¿cómo reducir la huella de carbono?
- Transporte.
- Escoge preferiblemente transporte público en lugar de vehículo privado.
- Si puedes escoger, a la hora de comprar un vehículo, que sea de bajas emisiones.
- Evita las horas punta a la hora de conducir.
- Comprueba regularmente la presión de los neumáticos. Un neumático bajo de presión produce más resistencia y, en consecuencia, mayor consumo de combustible.
- Comparte el coche cuando sea posible.
- Revisa el aire acondicionado con regularidad y mantén los filtros limpios.
- Alimentación.
- Consume más productos de proximidad y que sean de temporada.
- Evita consumir productos envasados en plástico.
- Limita el desperdicio de alimentos.
- Apuesta por productos frescos.
- Dales la bienvenida y prioridad a los vegetales en tu día a día. Cuantos más en tu dieta, mejor.
- Reduce el consumo de pedidos a domicilio.
- Limitar el consumo de carne, especialmente de vacuno.
- Uso de bolsas de compra reutilizables.
- Lista de la compra solo con lo realmente necesario para evitar comprar más de la cuenta.
- Hogar.
- Reducir la calefacción un grado.
- Acorta el tiempo que pasas bajo la ducha.
- Cierra el grifo mientras no lo estés usando. Evita dejar correr el agua.
- Evita dejar el teléfono móvil cargando cuando la batería esté ya al 100%.
- Limitar y reciclar tus residuos.
- Apuesta por productos eficientes y marcados con la etiqueta “A”.
Como ves, poner nuestro grano de arena para reducir la huella de carbono está en nuestras manos y es más fácil de lo que pensamos. Un grano de arena construye un montón que puede ayudar a nuestro planeta a respirar más tranquilo.
Y tú: ¿qué haces para reducir la huella de carbono en tu día a día?